la magia de la super 8

Hay algo en la Super 8 que me atrapó desde el primer momento.
No es solo una cámara. Es una forma de mirar, de sentir, de contar.

Cuando grabo con la Super 8, no busco planos perfectos ni escenas ensayadas. Me muevo por intuición, por emoción. Me dejo llevar por la luz, por los gestos que casi nadie nota, por ese instante que pasa rápido pero dice tanto.

Me gusta cómo transforma lo cotidiano. Lo vuelve mágico, sincero, real.
Ese grano, ese parpadeo sutil, esos tonos cálidos que abrazan la imagen... Todo ayuda a que cada recuerdo se sienta vivo. Atemporal.

No importa si es una boda, una fuga a escondidas o una tarde en familia. Lo importante es lo que se siente. Y eso es lo que intento guardar. Vuestra conexión. Vuestra forma de miraros. Lo que os hace únicos.

La Super 8 no busca la perfección. Celebra lo auténtico. Lo imperfecto. Lo que tiene alma.

Si conectas con esa forma de ver el mundo, estaré feliz de contar tu historia así.
Con calma, con cariño. Como si fuera mía.